Letra Erich Zann de El Hombre Viento

Letra de Erich Zann

El Hombre Viento


Erich Zann
El Hombre Viento
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ERICH ZANN:
El Hombre Viento
Palomas levantaron el vuelo bajo la sombra del águila,
y profetizando el cambio, el agua regresó en forma de desastres ínfimos, pues, ¿qué son los diluvios frente a la vejez del tiempo?
Miré mis manos secas
y contemplé tu frente abierta
y preparé mi última maleta
a la sombra del árbol más alto de esta tierra.
Fueron minutos de Caos en dosis de impaciencia seca,
y tras el anuncio de las trompetas,
me elevé como el ritmo de las tormentas
que agitan, asustan y despiertan
al humano de su vigilia
de los bodegones de Naturaleza muerta...
al humano de su vigilia
de los bodegones de Naturaleza muerta.
Pero dejó de importarme,
me salieron alas en el culo y comencé a marcharme;
sobrevolé las ciudades de sombras
con el ritmo de quien jamás entenderá las artes.
Pero dejó de importarme,
me salieron alas en el culo y comencé a marcharme;
sobrevolé las ciudades de sombras
con el ritmo de quien jamás entenderá las artes.
Fue un tránsito suave:
Mi perro miró la selva
que jamás volveríamos a pasear;
entendió su parte.
Y el baladro siguió separando el terreno de los hombres,
como una metáfora sutil y tóxica de nuestro mal,
envenenar con arte;
como una metáfora idiota de nuestro afán
de delimitar con sangre.
Pero dejó de importarme,
me salieron alas en el culo y comencé a marcharme;
sobrevolé las ciudades de sombras
con el ritmo de quien jamás entenderá las artes.
Pero dejó de importarme,
me salieron alas en el culo y comencé a marcharme;
sobrevolé las ciudades de sombras
con el ritmo de quien jamás entenderá las artes.
Me sorprendió en tu alcoba un espacio vacío como a Erich Zann,
tan inesperado fue que empecé a temblar, y grité fuerte,
pero nadie me escuchó, y se rió de mí la muerte.
Comprendí que los eones son serpientes invisibles a los libros de Historia;
y aprendí a moverme:
fui de los volcanes a los reptiles,
fui del cretácico a tu vientre.
Y dormí veinte años en un pestañeo
y un milenio al abrazarte.
Un lustro, un latido, un beso
duró la formación de Marte.
Pero dejó de importarme,
me salieron alas en el culo y comencé a marcharme;
sobrevolé las ciudades de sombras
con el ritmo de quien jamás entenderá las artes.
Pero dejó de importarme,
me salieron alas en el culo y comencé a marcharme;
sobrevolé las ciudades de sombras
con el ritmo de quien jamás entenderá las artes.
Pero dejó de importarme,
me salieron alas en el culo y comencé a marcharme...


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