Arengas sin agravios de mis labios la virtud.
Sonríes y desplomas en mi mente la inquietud.
Tu pacto con el diablo de eterna juventud.
Te observo sin hablarte en cada gesto y eres tú.
El paso de los años no hace mella en tu actitud.
Me enrosco y me revuelvo, me busco y ya no me encuentro.
Y es que quizás fui yo quien no supo crecer,
suspensa en la ambición de no envejecer.
Ver para creer.
Me hastía y me cabrea ver que poco queda en mí,
de aquella chica parca con un aire juvenil.
Cariz de mecha corta tatuado en el perfil.
Soñaba ser Dolores por un día y hasta aquí.
Llegaste y me pediste una vida junto a ti.
Bebí melancolía. Fui tan feliz que me di envidia.
Y es que quizás fui yo quien no supo crecer,
suspensa en la ambición de no envejecer.
Y es que quizás fui yo quien no supo crecer,
suspensa en la ambición de no envejecer.
Ver para creer.
Y es que quizás fui yo quien no supo crecer,
suspensa en la ambición de no envejecer.
Que quizás fui yo...
suspensa en la ambición de no envejecer.
Ver para creer.