Yo no quiero fronteras
que me puedan encarcelar,
quiero ver la luz del día,
respirar la libertad,
como norte de mi vida
la luz de mi caminar.
Que ahora
no me detengo a pensar
que si al fin de la jornada
de gritar tanto y sufrir
quede muda mi palabra.
Aspiro
a que podamos gritar
con la vista al cielo alzada
y así juntos caminar
hacia el alba una mañana.