Me puedo ver con claridad
tumbada en un gran salón,
rodeada de gente que llora y habla bien de mí ...
Tan elegante sin pintar,
serena y relajada,
salgo del cuerpo y doy una vuelta por ahí ...
Entre flores, cintas de colores,
y olor a incienso oigo un padrenuestro ...
Por lo bajini oigo decir
lo normal en estos casos:
"¡Qué buena chica era aunque sí que era un poco rara!"
Podré por fin descansar
de tanto mal de amores, de tantos sinsabores, tantos dolores ...
Irme a vivir bajo un gran mármol gris
y en mi epitafio leer un ripio escrito por ti ...