Fue a Colombia a tratar mercancia,
pero estando aya lo secuestraron
por la deuda de 30 millones
que dejo al fallecer su cuñado.
Muerto el perro no acaba la rabia,
esa es la ley de los colombianos.
Yo no voy a pagar ni un centavo,
ese no es mi problema señores.
-Mire amigo no estamos jugando,
ya tomamos nuestras precauciones,
si no paga usted paga su hermana,
es mejor qu hable con sus patrones.