Madre,
cuando estás a mi lado,
ya no soy desgraciado,
ni le temo al dolor.
En el silencio,
de tu muda plegaria,
sé que a Dios vas pidiendo,
para mí lo mejor.
Madre,
cuanto me has enseñado,
cuanto me has perdonado,
con divina bondad.
Sin que yo hablara,
descubrías mis penas
y al mirarme a la cara,
me llenabas de paz.
Tú sonriendo, tú perdonando,
tú comprendiendo, lograrás,
que siempre guarde dentro de mi alma,
la fe tan grande que me das.
¡Ay! Madre,
cuando estás a mi lado,
ya no soy desgraciado,
ni le temo al dolor.
En el silencio,
de mí muda plegaria,
yo también voy pidiendo,
para ti lo mejor.
Madre, ¡ay! Madre.
Comparte
Madre! con tus amigos.
Que tal te parece
Madre de Raphaël?